La otra gran tendencia tiene que ver con el incremento de la incineración: ¿Qué hacer con las cenizas? Han nacido empresas que las convierten en joya, o crean relicarios joya para conservarlas, y crece el empleo de urnas biodegradables que se plantan para que crezcan árboles.

Estas opciones contravienen la doctrina de la Iglesia que, aunque no está en contra de la cremación, impide esparcir las ceniza de los muertos y prohibe que no sean custodiadas en un lugar sagrado. De ahí la proliferación de columbarios.

Estos pequeños nichos que ya usaban los romanos custodian las urnas cinerarias y empiezan a encontrarse en iglesias y centros de culto. De hecho, desde hace más de una décadas, todas las parroquias de nueva construcción en la Diócesis de Valencia pueden contar con un espacio reservado a custodiar las cenizas de sus feligreses, previo pago de un canon, como ocurre en los cementerios municipales, donde también hay ya espacios para depositar las cenizas.

También hay fundaciones privadas vinculadas a organizaciones religiosas, como cofradías de Semana Santa, que han decidido instalar columbarios para que sus cofrades fallecidos pasen en eternidad lo más cerca posible de la Virgen o el Cristo del que se declararon devotos en vida.

En una versión más profana, los clubes de fútbol también se han decidido a explotar este ‘negocio’. Hartos de recibir peticiones para esparcir parte de las cenizas de los seguidores en sus estadios han construido columbarios. FC Barcelona, Atlético de Madrid y Betis tienen espacios para el recuerdo en zona habilitadas dentro de sus campos.